EL HOMBRE DE LA BOLSA DE PLÁSTICO
El mismo banco de siempre ubicado en la pequeña plaza, le servía para observar el panorama a su alrededor. Era un extraño ser de larga barba; que siempre solía andar con una bolsa de plástico negro, que a ratos le servía de antifaz; cubriéndole el rostro, solo dejándole los ojos libres para seguir observando sigilosamente el acostumbrado movimiento vespertino, escudriñando vidas que le eran ajenas y que ya empezaban a formar parte de su entorno más intimo.
Siempre me preguntaba que llevaba en esa extraña bolsa que hacía las veces de antifaz, con ella se aislaba del mundo y se metía en las sombras de sus desconocidos pensamientos. En ciertos momentos se le veía hablar con alguien; pero no era muy común verlo en esta acción, parecía que los seres que a su lado se sentaban en el banco de la plaza, le eran molestos. Guardaba un oscuro anonimato que lo hacía ver como un disparatado personaje más de esta loca ciudad, un habitante con rostro inescrutable y prospecto a ser considerado un pervertido más, de esos que acuden a sitios concurridos, sólo con la única misión de captar una pequeña víctima.
Sentado de lado en el banco veía a los niños jugar en la plaza, siempre con el mismo sencillo atuendo; que pensé que ya debía estar soldado a su cuerpo, como uniforme obligatorio de una oscura misión.
Ese personaje solitario debía tener una vida demasiado triste para sus años, un misógino que acudía a las plazas a llenarse los ojos del placer que no podía alcanzar. La bolsa negra aparecía de improviso de nuevo ante su rostro; ya ésta formaba parte solidaria con su atuendo; parecía que iba adherida a sus manos formando un solo componente.
Todavía hoy se sigue viendo a ese extraño personaje de la bolsa, que suele acudir a la plaza todas las tardes con meridiana puntualidad, con los pensamientos más extraños y portando una bolsa que al pasar los días sigue incólume, sin deformar su aspecto a pesar del manoseo de su dueño.
Hoy me sigo preguntando que lleva ese extraño sujeto en la bolsa.
EL CUENTO DE LA BOLSITA DE PLÁSTICO
Había una vez una maruja toda feliciana, que su único objetivo en esta vida era que le regalaran cosas con sus compras. Tanto era su obsesión, que una vez decidió acoger como parte de la familia una bolsa de plástico, para que vieran algo de humanidad y empatía a tal objeto, ordenando una habitación exclusiva para la bolsita.
Como véis en la “ilustración” la mujer no sabía diferenciar una de miles, y su casa, era una casa de acogida. Pero lejos de cuidarlas y venerarlas, las maltrataba guardando cosas en sitios oscuros, las llenaba de basura para tirarlas en medio de la calle, etc, etc …Mas las bolsas decidieron tomarse su revancha y hacerle pagar sus osadias y sus maltratos. Como estaban hartas, dolidas, ultrajadas, etc., decidieron perjudicar al ser humano hasta el infinito y más allá, incluso llevandose alguna vida como juguete alternativo.Y entonces los ilustres políticos, no pudieron con los envites de varios flancos: los ecologistas por un lado, las víctimas de asfixia, y las madres y abuelas con sus cestos de mimbre y sus bolsas de pan hechas con ganchillo. No os podéis imaginar qué cruentas batallas degeneró todo esto, por una simple bolsita de plástico …No hubo vencedor, aunque algunos se beneficiaron. Los políticos, lejos de dejar una huella con respecto a este hecho (sobre otros, es otro cantar), llegaron a la conclusión de que generar miles de bolsas de plástico perjudicaba la vida de susvasallos, ya que destruir una bolsa de plástico requería sin tener que incinerarla con dragones, muchos milenios, aparte de muchos contras que generaba este objeto.Y desde entonces, los centros comerciales y algunas tiendas, como modo de compensación por maltratar a este maltrecho planeta, un par de céntimos, para que el cargo de conciencia en algunas personas, les pese. Aunque, muchas ampollas y sangre derramada ha sufrido más de una, por reclamar una bolsa de plástico gratis, sin pensar en el día de mañana, en las nuevas generaciones.Y esta fantochada de cuento, colorín colorado se ha acabado.
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